En el año 27 a.C., casi dos décadas después, el primer emperador, Augusto, envía a Corduba a los representantes de las familias romanas más influyentes para devolver el estatus a la ciudad. Para ello deberán reconstruir la ciudad y atender a las necesidades de sus habitantes. Todo bajo la atenta mirada de Roma.
Los jugadores, herederos de distintas familias patricias enviadas desde Roma, se disputarán el derecho a ser proclamado el próximo Gobernador, pero para ello tendrán que ganarse el voto del pueblo, y de Roma.